Hace 60 millones de años, en la era Cenozoica, Andalucía se encontraba sumergida en las aguas del antiguo mar de Tetis. Existen muchas evidencias que lo contrastan como por ejemplo que en las cumbres de Sierra Nevada se han encontrado fósiles marinos. Lo que antes estaba en el fondo del mar ahora se eleva al aire. En Andalucía no hay fósiles de dinosaurios y sin embargo, sí los hay en el resto de España porque Andalucía por aquel tiempo estaba cubierta de agua.
Años después, entre 20 y 30 millones de años, se sucedieron eventos de gran magnitud (principalmente el choque de la placa tectónica Ibérica con la placa de Alborán) que provocó que emergiera Andalucía y también la elevación de sus sierras y montañas de forma progresiva hasta llegar a la actualidad. Durante esos años, el movimiento del agua que cubría la tierra fue muy particular. En la cuenca de Guadix y Baza se formó un gran lago que fue perdiendo su salida al mar Mediterráneo. Esto ocurrió hace 8 millones de años.
Este gran lago sirvió de hábitat a los primeros homínidos y a grandes mamíferos como el mamut, lobos, antílopes y osos entre otros animales. Así lo datan los yacimientos en Fonelas, El Padul y Orce.
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El lago de agua salada se separó en dos quedando la cuenca de Guadix al sur y la de Baza al norte. En ambas cuencas se depositaron sedimentos de distinto tipo, al norte predominó el yeso y al sur, la arcilla de color rojizo.
El paisaje del altiplano de Granada sufrió un profundo cambio, geológicamente reciente, pasando de un paisaje lacustre a uno semiárido. Todo por la elevación de la zona y el cambio de sentido de erosión del agua.
Las cuencas drenan ahora el agua hacia el Guadiana Menor, un afluente del Guadalquivir que desemboca finalmente en el océano Atlántico.
Las huellas del agua
En el pueblo de Castilléjar se pueden encontrar de forma abundante los conocidos espejuelos, llamados científicamente como lapis specularis. Son pequeños cristales de yeso que forman una pieza transparente y laminada. Este mineral fue explotado por el imperio romano en diversos puntos de España para la creación de yeso. Supone la forma cristalizada del sulfato cálcico hidratado. Cuando el mineral es expuesto a grandes temperaturas, el agua que contiene se evapora, quedando únicamente el yeso. Todos los fragmentos de lapis specularis son restos de aquel lago. El proceso de formación de los cristales se debe a la evaporación del agua de mar y posterior precipitación de minerales disueltos.
Otra huella destacable se da en el último período del Cenozoico, en el cuaternario, hace 500 mil años, las variaciones en el clima dieron como resultado las terrazas fluviales de Castilléjar. Una terraza fluvial es un escalón o desnivel en el suelo producido por la erosión del agua. La subida y bajada del nivel de agua en ríos y mares produce encajes en el terreno.
Estas huellas se pueden visitar en el Geoparque de Granada.
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Fisura serpenteada y moldeada por el agua en el Geoparque de Castilléjar |
Bibliografía
Villalobos Megia Miguel y Perez Muñoz Ana Belen, 2017, Origen y evolución del paisaje geológico de la cuenca de Guadix – Baza.
Lara Rom Pablo, 2016, Geografía: evolución de la península Ibérica.
Geotecnia fácil, Yeso, Identificación, propiedades, formación y usos.