Paraje - Las Presas de Castilléjar


















Entre los vecinos y vecinas de Castilléjar es de sobra conocido el paisaje de las Presas. Se trata de una área recreativa arbolada y por la que discurre el río Guardal, antes de llegar a una presa que divide su caudal. Su uso es típico en verano para hacer camping en familia y bañarse en sus aguas, a veces un tanto frías. Se encuentra siguiendo la carretera por la Sacristía, luego es necesario tomar una desviación a la izquierda (en la segunda salida) y continuar el camino de piedras atravesando un valle. 

Aparte de su uso como merendero para el verano, este recóndito oasis es el último bastión de un antiguo valle agreste. Mucha de la fauna que vivó hace miles de años aun continúa alimentándose de sus aguas como jabalís, cabras montesas, aves o en las mismas aguas viven animales acuáticos como peces, ranas, cangrejos y al fin y al cabo, un ecosistema. 

No hay duda alguna de que este lugar reúne condiciones de especial interés medioambiental y social para ser considerado un paisaje protegido. Así está reconocido por la ley 42/2007 de 13 de diciembre del Patrimonio Natural y la Biodiversidad. El espacio figura en el catálogo de paisajes protegidos de la provincia de Granada bajo la denominación "Vegas del Guardal". De lo contrario, sería un terreno más para ser explotado por los agricultores. La belleza del paraje de Las Presas es la prueba de que cuando se conserva el medio ambiente, puede mostrarnos su verdadera razón de ser. 


El pasado de Castilléjar: un lago marino

Hace 60 millones de años, en la era Cenozoica, Andalucía se encontraba sumergida en las aguas del antiguo mar de Tetis. Existen muchas evidencias que lo contrastan como por ejemplo que en las cumbres de Sierra Nevada se han encontrado fósiles marinos. Lo que antes estaba en el fondo del mar ahora se eleva al aire. En Andalucía no hay fósiles de dinosaurios y sin embargo, sí los hay en el resto de España porque Andalucía por aquel tiempo estaba cubierta de agua.

Años después, entre 20 y 30 millones de años, se sucedieron eventos de gran magnitud (principalmente el choque de la placa tectónica Ibérica con la placa de Alborán) que provocó que emergiera Andalucía y también la elevación de sus sierras y montañas de forma progresiva hasta llegar a la actualidad. Durante esos años, el movimiento del agua que cubría la tierra fue muy particular. En la cuenca de Guadix y Baza se formó un gran lago que fue perdiendo su salida al mar Mediterráneo. Esto ocurrió hace 8 millones de años.

Este gran lago sirvió de hábitat a los primeros homínidos y a grandes mamíferos como el mamut, lobos, antílopes y osos entre otros animales. Así lo datan los yacimientos en Fonelas, El Padul y Orce.

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El lago de agua salada se separó en dos quedando la cuenca de Guadix al sur y la de Baza al norte. En ambas cuencas se depositaron sedimentos de distinto tipo, al norte predominó el yeso y al sur, la arcilla de color rojizo.

El paisaje del altiplano de Granada sufrió un profundo cambio, geológicamente reciente, pasando de un paisaje lacustre a uno semiárido. Todo por la elevación de la zona y el cambio de sentido de erosión del agua.

Las cuencas drenan ahora el agua hacia el Guadiana Menor, un afluente del Guadalquivir que desemboca finalmente en el océano Atlántico.


Las huellas del agua

En el pueblo de Castilléjar se pueden encontrar de forma abundante los conocidos espejuelos, llamados científicamente como lapis specularis. Son pequeños cristales de yeso que forman una pieza transparente y laminada. Este mineral fue explotado por el imperio romano en diversos puntos de España para la creación de yeso. Supone la forma cristalizada del sulfato cálcico hidratado. Cuando el mineral es expuesto a grandes temperaturas, el agua que contiene se evapora, quedando únicamente el yeso. Todos los fragmentos de lapis specularis son restos de aquel lago. El proceso de formación de los cristales se debe a la evaporación del agua de mar y posterior precipitación de minerales disueltos.












Otra huella destacable se da en el último período del Cenozoico, en el cuaternario, hace 500 mil años, las variaciones en el clima dieron como resultado las terrazas fluviales de Castilléjar. Una terraza fluvial es un escalón o desnivel en el suelo producido por la erosión del agua. La subida y bajada del nivel de agua en ríos y mares produce encajes en el terreno.

Estas huellas se pueden visitar en el Geoparque de Granada.

Fisura serpenteada y moldeada por el agua en el Geoparque de Castilléjar


















Bibliografía

Villalobos Megia Miguel y Perez Muñoz Ana Belen, 2017, Origen y evolución del paisaje geológico de la cuenca de Guadix – Baza.

Lara Rom Pablo, 2016, Geografía: evolución de la península Ibérica.

Geotecnia fácil, Yeso, Identificación, propiedades, formación y usos.





El pueblo de Castilléjar: sus barrios










  

Situado en la zona del Altiplano de Granada, Castilléjar en un pequeño municipio que agrupa las pedanías de Los Olivos y Los Carriones. Se accede a él por carretera, bien desde Huéscar o por Benamaurel siguiendo las indicaciones. Su orografía es muy irregular al asentarse en una zona montañosa con una altitud de 790 metros. Las viviendas se construyen en barrancos, colinas, pendientes o cuevas. Es un pueblo distribuido en barrios llenos de encanto: San Marcos, Los Evangelistas y la Cruz, El baico, Barrio nuevo y la Sacristía.

El barrio de San Marcos está situado en el centro del pueblo, conocido sobre todo por la fiesta en la que se zarandea un muñeco atado a una cuerda mientras los vecinos lo empujan desde cada extremo del barrio, que se encuentra en un barranco. El muñeco, hecho de paja, baila al compás de los empujones y libera caramelos que caen al suelo. A escasos pasos se encuentra el mirador, que como su nombre indica, da vista a la vega del pueblo. En ella se siembran cultivos tanto de regadío como de secano: alfalfa, maíz o frutales. Justo debajo de este mirador se encuentra la morería. Se trata de unas cuevas en lo alto de la montaña donde los antiguos residentes guardaban el grano de sus cultivos. Recientemente se ha podido descubrir el castillo que da nombre al pueblo en la cima del barranco. 

Barrio San Marcos















El barrio de los Evangelistas se introduce en la profundidad del pueblo siendo un barrio más destacado en el pasado ya que contaba con el bar y tienda de Lucía. En él se encuentra la guardería y cada año se celebra la feria chica (fiesta de la candelaria) en su plaza. Aun hoy se pueden ver restos de lo que un día fue la discoteca dédalo. Subiendo por la calle principal se llega al barrio de la Cruz, llamado así en honor a la cruz misionera que se puede ver clavada en lo alto de una pequeña cumbre. Este pequeño barrio rodea la propia montaña dando vistas a la vega de Castilléjar.

Los Evangelistas 














El baico se encuentra a continuación de los Evangelistas, en una hoya donde antes los zagales bajaban a por palo dulce. Se extiende hasta la entrada del pueblo por la gasolinera. 

La Sacristía está siguiendo la carretera por el barrio de los Evangelistas y la Cruz. Es una zona montañosa donde conviven multitud de granjas y campos de cultivo. Se puede seguir la carretera hasta alcanzar el camino de Parpacen y llegar al municipio de Huéscar. También es posible desviarse y llegar al área recreativa de las Presas donde disfrutar de sus merenderos y del río.

No son un barrio en sí, pero las eras altas y su contrapartida, las eras bajas son referencias populares para indicar dos explanadas. Las eras altas serían el límite de lo que es el centro del pueblo y los Evangelistas. Tiempo atrás era el lugar habitual donde se colocaba la plaza de toros durante el mes de Agosto. También había una diminuta ermita. Por el contrario, a las eras bajas se accede pasando por la escuela municipal “Los Ríos”. Debajo de la explanada hay multitud de casas cueva y se baja hacia la salida del pueblo marcada por el río Guardal.

Mirador eras altas














Barrio nuevo se encuentra entre la pedanía de los Olivos, cruzando el puente del río que da carretera hacia las Almontaras. En esta zona se pueden ver numerosos cultivos de secano y cuevas donde los vecinos hacen acopio de los enseres para el trabajo agrícola. Subiendo la gran pendiente se encuentra el cementerio San Marcos y la antigua balsa donde se cocinaba el esparto. A diez minutos del pueblo está finalmente el lago artificial. Lugar de retiro veraniego en una zona arbolada con restaurante y anfiteatro para cine de verano o pequeños espectáculos.

En cuanto a la pedanía de los Olivos se puede ir siguiendo la estrecha carretera de Barrio Nuevo o por la carretera hacia el lago artificial. Grandes casas, cuevas y cultivos se reparten esta parte junto a una pequeña iglesia y un bar.

Por último, Los Carriones es la pedanía más alejada del pueblo de Castilléjar, conocida sobradamente por albergar en el pasado el restaurante y salón de celebraciones. 


El desierto de Castilléjar
















En la provincia de Granada existen zonas elevadas muy áridas que se han ganado la fama por sus malas tierras. Una de ellas se extiende por el municipio de Castilléjar y Galera, rondando las 7.000 hectáreas. Se les conoce también como badland o barrancos y se dibujan por lo alto del cielo en afiladas cumbres. Estas montañas son el resultado de un proceso de erosión provocado por el descenso del agua en pendiente y la elevación del terreno.

Las características que lo convierten en casi un desierto es el suelo y el clima. Estos dos factores condicionan la difícil vida entre estas montañas. El pasado lacustre de la zona legó un suelo de sedimentos de yeso y cal. El clima se caracteriza por altas temperaturas en verano y heladas en invierno, además de precipitaciones estacionales y escasas. La vegatación que admite estas condiciones se reduce a atochas, retamas, boalagas, entre otros. Curoisamente en la parte de los barrancos que se encuentra hacia la Cueva de los Amos y la pedanía de los Olivos, la vegetación cambia milagrosamente a pinos, embelleciendo sus laderas.
















Un sendero con el que poder atisbar el paisaje, lo podemos tomar desde la carretera principal que cruza el pueblo y que da paso a las cuevas el Moral. Subiendo por este camino asfaltado se debe torcer por el camino de piedras a la derecha. Solo queda disfrutar de las vistas del pueblo en el lado derecho, con un gran desnivel y el río al fondo. Hacia la izquierda se elevan los montones de montañas perdidas. Uno de los mejores miradores de Castilléjar.